martes, 23 de febrero de 2010

MATRIMONIO


Tiempo atrás he mencionado el prolífico planeamiento que se escondía detrás de las condenadas convenciones. En aquella oportunidad la descripción que entregaba hacía referencia a la mascara que se pone el hombre cuando integra el ámbito en el cual se desarrollan estas aburridas y tristes ceremonias.
Mis lectores recordaran el punto de vista apuntado al referirme a estos acontecimientos -que abarcan desde la sociedad hasta el circulo familiar- y por su cuenta habrán sacado sus propias conclusiones. En aquellas lineas podían vislumbrarse ciertas criticas (que no hace falta volver a mencionar) hacia una distinguida y repetida convención que se da cada año, en la cual, los presentes sonríen, brindan, se desean buenos augurios y queman pirotecnia olvidando el propósito principal por el cual se habían reunido. Pero eso es tema viejo y ahora quiero hablarles de otra clase de hipocresía y contradicción: los matrimonios religiosas (y si se quiere; cristianos)
Fuentes de gran credibilidad afirman que el matrimonio es una institución social que crea un vinculo conyugal entre sus miembros. Se distingue entre matrimonio religioso y civil; en tanto que el primero podría definirse como la unión de dos personas por medio de la religión y basados en la fe y sus creencias y el segundo es aquel que se celebra ante un Juez señalado legalmente con dos testigos mayores de edad.
¿Porque no podría ser esta "institución social" una que este solidificada sobre los cimientos del amor entre sus miembros, evitando alianzas o ceremonias, y dando lugar a la consumación del matrimonio mediante la ardiente hermandad de la palabra? ¿Acaso las personas se unen, en primer lugar por civil para dejar constancia de su unión y sus respectivos derechos, y en segundo lugar por iglesia para pertenecer al cristianismo; o realmente realizan estos acontecimientos porque descubrieron que al estar enamorados esta era una forma de demostrar su amor a los demás? ¿Ustedes creen que todos los miembros de esta unión conyugal comparten sus creencias religiosas o respetan los requisitos prometidos ante un Juez?
Si yo me encontrase en una situación de amor recíproco con mi pareja no optaría por ninguna de las dos opciones para confirmar mi compromiso para con ella. Yo podria prometerle ser bondadoso, acompañarla en la fortuna como en la adversidad y conservar mi fidelidad, sin ninguna alianza o firma escrita que se entrecruce. Yo creo que el amor entre dos personas no necesita de ningún vínculo que lo avale. Tanto el matrimonio cristiano como el civil son meras apariencias que se dibujan ante los hombres que ignoran su existencia. ¿Que va a concederte el firmar cientos de papeles reconociendo los derechos de los conyuges, que no sea otra cosa mas que enriedos en los ennombramientos y líos en las herencias cuando el vinculo se rompe antes de de lo provisto? ¿Que va a concederte el compartir una alianza de oro con tu pareja que no sea otra cosa mas que simulaciones religiosas y creencias basadas en la ilusa fe que nadie te garantiza?
Sostengo que el verdadero matrimonio es aquella unión mediante la palabra, mediante el sincero amor que se esconde bajo la piel de los dos miembros y permanece escondido al conocimiento de los posibles y futuros familiares.
¿Cuantas de las parejas que celebran su boda ante las instituciones de hoy en día, permanecen fieles o asisten a la iglesia del señor para revalorizar las creencias cristianas que comparten? ¿Cuantas viejos millonarios son engañados hoy en día cuando sus jóvenes y bellas señoritas les piden el divorcio y se adjudican parte de su capital?
No nos engañemos mas queridos amigos; los matrimonios son una mentira. La perla de fuego del amor es un alianza invisible que no intenta simular lo que realmente siente. Lo demás -largos vestidos blancos, trajes de gala, ramos de flores, firmas escritas, alianzas de oro, agua bendita- son solo cuentos de hadas.
"Hasta que la muerte los separe" es sola una etiqueta con la cual se bendice al matrimonio cristiano olvidando que la vida, inevitablemente, va a separar hasta los cuerpos que mas amor se entreguen.
Cuando dos personas se aman, inmediatamente, están en una unión. Pero en la vida el amor se desgasta y aunque al final de los tiempos ambos miembros sigan viéndose la sombra, terminaran solos tal como han venido al mundo, producto de la procreación de sus antecesores, siendo mitades que buscan unificarse nuevamente.
Luego todo es historia repetida y con lo cual podría decirse que aquellas dos mitades que se hayan encontrado deberían comprometerse a citar: "Hasta que la vida nos separe"