martes, 20 de septiembre de 2011

NI PIENSES PENSAR


Lo peor de sentir la amarga soledad es sentir que todo lo que te rodea es simplemente perfecto. Sentir, con total seguridad, que todo transeúnte que cruzas en la calle esta completo y que la devolución de su mirada te reivindica como la única excepción, debe ser el sentimiento mas agrio y duro que puede tocarte vivir. Supongo que es una convicción que viene desde lo más adentro de uno. ¿Qué carajo puede saber el obrero de la esquina acerca de lo que me pasa? ¿Acaso mi cara refleja mi interior?, si cada vez que enfrento el día a día en las calles no olvido llevar la máscara socialmente amigable y amena. Realmente, todo se trata de que vivimos como pensamos. Pensamos que nuestro nuevo look no caerá en gracia de nuestros compañeros y finalmente, al verlos, sentimos su repugnancia; pensamos que los demás hablaran mal de uno cuando uno este, y nos convencemos de ello cuando estamos solos, encerrados en nuestro habitación. Siempre que pensamos en el fracaso, indudablemente, llegamos al fracaso. Y he aquí lo cómico del asunto, pues no se trata de ningún otro fracaso más que del propio. De un fracaso ficticio, que llega sin metas al éxito. ¿O acaso anhelamos encontrar algo de éxito? No, solo vamos por la vida intentando vivir. Pero resulta que cuando nos olvidamos de vivir, comenzamos a pensar como deberíamos hacerlo, y no se trata de pensar, esclarecer y analizar cada una de las acciones que componen los buenos momentos, aquellos que valen la pena; sino que en ese caso, es todo lo contrario. Se trata de sentir, de dejarse llevar por el viento, por las ideas que caen del cielo y que salen del alma como un suspiro, de expresarnos a lo largo y a lo ancho de este inmenso rio llamado vida. Sucede que nuestra mente y nuestro corazón ciertas veces coinciden y ciertas veces difieren. Tratar de explicarle a nuestra mente lo que es vivir es una tarea imposible que deviene en el fracaso. En ese punto nuestra mente y nuestro corazón difieren, debido a ello solo debemos enfocarnos en este último. Lo que sentimos internamente, al primer momento es lo que importa, el primer impulso es el que vale. Y esquivar el paso siguiente que nos dirige a nuestra mente, debe de ser el obstáculo más duro que debamos abatir. Basta solo un segundo de razonamiento para que todo se derrumbe sobre nuestro cuerpo. Y ya no hay nada que hacer cuando el sentimiento espontaneo, leve y sutil se convierte en la insoportable presión de un pesado ladrillo dentro de nuestro estomago.

jueves, 15 de septiembre de 2011

ERRORES NO TAN ERRADOS


Podríamos a veces permitirnos resbalar mas seguido en la toma de decisiones y quizás, inconscientemente, podamos finalmente comprender, encontrar respuestas, solucionar esos acertijos en los que nos sumerge la vida a menudo. Porque tratar de buscar una respuesta lógica a todos los problemas ante los que nos encontramos en la vida es tan difícil como hallar una aguja en un pajar, o escapar de nuestra mismísima sombra. ¿Y porque trataríamos de escapar de nuestra propia sombra? ¿Acaso no sabemos que hasta resulta imposible engañarla con rápidos y audaces movimientos? ¿Se trata de escapar todo el tiempo de todo? ¿Vivimos anhelando conseguir aquellas metas que nos proponemos pretendiendo escapar precisamente de ellas? Creo que se trata de una cuestión de valentía, más precisamente, de una valentía que no poseemos. Una valentía deseada, una valentía de ciencia-ficción, de esas valentías indestructibles, de héroes adorados, de ídolos inalcanzables, casi ideales. Valentía que construimos inconscientemente consumiendo la mierda que nos ofrece el sistema y que muy pocas veces estamos dispuestos a vestir, a ocupar. No nos ocupamos de ser valientes, de ser responsables de nuestros actos, vamos de aquí para allá persiguiendo un sueño de plástico, con los ojos en ese objetivo, creyendo ser valientes, esquivando nuestras debilidades y derrotando a esos pequeños guerreros del camino, sobre los cuales conocemos nuestro pequeño poderío. Y es allí donde creemos ser valientes. Pero todo esa estrategia barata, no hace mas que convertirnos en unos completos cretinos y mediocres de la vida. Aquellos que solo buscan gustar, pero nunca encantar, convencer, pero nunca consolidarse, llegar, pero jamás mantenerse. Es el miedo a perder lo poco que ganamos cobardemente, lo que nos convierte en mediocres. Miedo a perder, miedo a fracasar sobre todo lo que enfrentamos. Miedo de volar y caer, miedo de sentir y sufrir, miedo de enamorarnos y quedar con el corazón destrozado. En realidad no sé a qué carajo se debe este miedo a vivir y solo puedo objetar que cada vez que nos equivocamos, inconsciente, queríamos equivocarnos para ver si aprendíamos a caer de una vez por todas. Quizás en el error aun existe una oportunidad para VIVIR.

sábado, 6 de marzo de 2010

APARIENCIAS


Si tan solo el mas inteligente de los burros trataría de actuar razonablemente o preguntarse que es lo que hace aquí parado, cientos de contradicciones permanecerían dormidas dentro un sólido baúl. Pero hace ya mucho tiempo que la tapa de aquel cofre ha sido abierta y hasta hoy en día la carencia de espontaneidad, originalidad e ideales continua enmascarando a una sociedad convencional. El hombre que acompaña con un coro al unísono florece en cada esquina como margaritas en primaveras, y aquel hombre que en un grito insoslayable intenta emitir su mensaje, es atacado por la prensa que en su grito aun mayor, modifica, corrompe o sentencia sus anhelos. La mierda del mundo emerge a borbotones cuando una especie de fiebre amarilla vaga sobre las cabezas de los hombres. El campo tiene el silencio tan parecido como la voz callada de aquellos que sueñan con revoluciones y la ciudad es un tablero de ajedrez donde cada uno sueña con no ser un pobre e indefenso peón. Los gritos que llegan hasta el cielo son eternos pero silenciosos y los restantes, tan ruidosos y cínicos, protestan por no ser protestados. Los reyes y las reinas se unen en pacto de conquista y avasallan las demás piezas. La partida rápidamente obtiene un ganador y al caer la luna toda la historia vuelve a repetirse cuando el sol comienza a amanecer.
El hombre es una pieza, una diminuta pieza que participa del juego. Ciertas veces planea estrategias y sigilosamente va moviendose a espaldas ocultas de los demás. En otras ocasiones, su jugada es vislumbrada por la mayoría y si la misma no es lo suficientemente convincente, allí se hacen presentes el rey y la reina para derrocarla. Esta pareja fiel todo lo desea, pero no siempre lo obtiene todo.
El pacto establecido entre los máximos directores del gran juego es un tanto previsible y es tan vulnerable como algunas estrategias. Solo se necesita de una mínima cuota de reflexión y de un ataque fuertemente estructurado para desequilibrar el orden de su columna. En estas situaciones, los pasos llevados a cabo no admiten posibles equivocaciones, leves cuotas de piedad o algunas raciones de ignorancia; aquel hombre que se equivoca espera su mortalidad, aquel que ofrece su piedad es masticado por los dientes que lo rodean y aquel pequeño cerebro ignorante es, en este ambiente hostil, una presa fácil.
Si el turno llegase de pronto, la tranquilidad debe gobernar el pulso de las muñecas y la cabeza debe llenarse de la mismísima frialdad que contiene la mirada del asesino antes de fusilar a sus víctimas. Si bien aquí no se comete ninguna clase de crimen, es conveniente que la conciencia este preparada a la altura de las circunstancias para no dejarse asesinar por la inquietante espera que antecede a las acciones. Es el tiempo de espera aquella vacuna de nervios que de repente puede inyectarse por debajo de la cervical y esta posibilidad no resulta ser muy aconsejable. Luego de que el tiempo de espera se haya podido controlar, se procede a actuar lenta y razonablemente; sin apuros ni estupideces.
Finalmente, toda nuestra vida estamos jugándola en un juego que responde a un acción llamada "vivir". Viviendo vamos jugando y jugando vamos viviendo. Las estrategias de la partida son planes tan similares a los que se realizan cuando, como arduos estrategas, planeamos las vacaciones. La correlatividad entre nuestra vida y nuestro juego es tan intensa que en un punto es un solo piolín por el que mantenemos el equilibrio. En un punto, el juego y la vida son uno solo y luego vuelven a separarse mínimamente para mantenerse íntimamente relacionados. Desde ambos lados observamos nuestros movimientos y ciertas veces los analizamos. En algunos días recordamos haber sido derrumbados por los vientos de la vida y entre cientos de turnos viajan las memorias de las estrategias que resultaron victorias y las que no tanto. Luego, nuevamente sobre ese único punto nos vemos tan inertes como pájaros enbalsamados y comenzamos a soñar construyendo escaleras hacia las nubes.

martes, 23 de febrero de 2010

MATRIMONIO


Tiempo atrás he mencionado el prolífico planeamiento que se escondía detrás de las condenadas convenciones. En aquella oportunidad la descripción que entregaba hacía referencia a la mascara que se pone el hombre cuando integra el ámbito en el cual se desarrollan estas aburridas y tristes ceremonias.
Mis lectores recordaran el punto de vista apuntado al referirme a estos acontecimientos -que abarcan desde la sociedad hasta el circulo familiar- y por su cuenta habrán sacado sus propias conclusiones. En aquellas lineas podían vislumbrarse ciertas criticas (que no hace falta volver a mencionar) hacia una distinguida y repetida convención que se da cada año, en la cual, los presentes sonríen, brindan, se desean buenos augurios y queman pirotecnia olvidando el propósito principal por el cual se habían reunido. Pero eso es tema viejo y ahora quiero hablarles de otra clase de hipocresía y contradicción: los matrimonios religiosas (y si se quiere; cristianos)
Fuentes de gran credibilidad afirman que el matrimonio es una institución social que crea un vinculo conyugal entre sus miembros. Se distingue entre matrimonio religioso y civil; en tanto que el primero podría definirse como la unión de dos personas por medio de la religión y basados en la fe y sus creencias y el segundo es aquel que se celebra ante un Juez señalado legalmente con dos testigos mayores de edad.
¿Porque no podría ser esta "institución social" una que este solidificada sobre los cimientos del amor entre sus miembros, evitando alianzas o ceremonias, y dando lugar a la consumación del matrimonio mediante la ardiente hermandad de la palabra? ¿Acaso las personas se unen, en primer lugar por civil para dejar constancia de su unión y sus respectivos derechos, y en segundo lugar por iglesia para pertenecer al cristianismo; o realmente realizan estos acontecimientos porque descubrieron que al estar enamorados esta era una forma de demostrar su amor a los demás? ¿Ustedes creen que todos los miembros de esta unión conyugal comparten sus creencias religiosas o respetan los requisitos prometidos ante un Juez?
Si yo me encontrase en una situación de amor recíproco con mi pareja no optaría por ninguna de las dos opciones para confirmar mi compromiso para con ella. Yo podria prometerle ser bondadoso, acompañarla en la fortuna como en la adversidad y conservar mi fidelidad, sin ninguna alianza o firma escrita que se entrecruce. Yo creo que el amor entre dos personas no necesita de ningún vínculo que lo avale. Tanto el matrimonio cristiano como el civil son meras apariencias que se dibujan ante los hombres que ignoran su existencia. ¿Que va a concederte el firmar cientos de papeles reconociendo los derechos de los conyuges, que no sea otra cosa mas que enriedos en los ennombramientos y líos en las herencias cuando el vinculo se rompe antes de de lo provisto? ¿Que va a concederte el compartir una alianza de oro con tu pareja que no sea otra cosa mas que simulaciones religiosas y creencias basadas en la ilusa fe que nadie te garantiza?
Sostengo que el verdadero matrimonio es aquella unión mediante la palabra, mediante el sincero amor que se esconde bajo la piel de los dos miembros y permanece escondido al conocimiento de los posibles y futuros familiares.
¿Cuantas de las parejas que celebran su boda ante las instituciones de hoy en día, permanecen fieles o asisten a la iglesia del señor para revalorizar las creencias cristianas que comparten? ¿Cuantas viejos millonarios son engañados hoy en día cuando sus jóvenes y bellas señoritas les piden el divorcio y se adjudican parte de su capital?
No nos engañemos mas queridos amigos; los matrimonios son una mentira. La perla de fuego del amor es un alianza invisible que no intenta simular lo que realmente siente. Lo demás -largos vestidos blancos, trajes de gala, ramos de flores, firmas escritas, alianzas de oro, agua bendita- son solo cuentos de hadas.
"Hasta que la muerte los separe" es sola una etiqueta con la cual se bendice al matrimonio cristiano olvidando que la vida, inevitablemente, va a separar hasta los cuerpos que mas amor se entreguen.
Cuando dos personas se aman, inmediatamente, están en una unión. Pero en la vida el amor se desgasta y aunque al final de los tiempos ambos miembros sigan viéndose la sombra, terminaran solos tal como han venido al mundo, producto de la procreación de sus antecesores, siendo mitades que buscan unificarse nuevamente.
Luego todo es historia repetida y con lo cual podría decirse que aquellas dos mitades que se hayan encontrado deberían comprometerse a citar: "Hasta que la vida nos separe"



miércoles, 27 de enero de 2010

IGNORANCIA


Debido a varios aspectos que posteriormente describiré, podemos considerar que la “ignorancia” mata al hombre por partida doble.
Primera partida: metafóricamente, una de las muertes que acecha el hombre es aquella que recibe este último cada vez que escucha el silencio que nace al cabo de citar sus palabras.
Ante toda clase de insultos verbales y precipitadas calumnias que se manifiestan en contra de cada hombre, no existe mejor defensa que la ignorancia que puede obtenerse dando paso al silencio y sentenciando tales agresiones.
Es sencillo imaginar el grado de decepción que siente aquel hombre que insulta cuando nota que sus palabras son “ignoradas”. Sencillamente este hombre se siente vencido. Obtiene una derrota en la partida que emprende hacia su enemigo y queda de rodillas. Literalmente, es defraudado por si mismo; jamás imagino sentir el rechazo que puede sentir un hombre cuando escucha que el silencio es el único que responde; y esa no es respuesta que le cause cierto agrado. Metafóricamente, muere.
Es asi como, en esta primera partida, el silencio es el principal protagonista en la batalla que comienza la ignorancia. El silencio, sordo y ciego, ignora la voz que proclama insultar por propio capricho y afortunadamente logra callarla sin el mínimo esfuerzo.
En debidas circunstancias se debe optar por el silencio y evitar el esfuerzo que causa pronunciar palabras sin noción de lo que realmente se pronuncia. Puede que más tarde se solicite declarar ante juzgados penales con miembros a los que les gusta hablar por hablar más que a los sentenciados, y es muy probable que sean pocos los que deseen ser esclavos de sus palabras.
Segunda partida: metafóricamente, otra de las muertes que acecha al hombre, propietario de su ignorancia, es una que lo ata de pies y manos a un poste de madera anclado varios metros bajo tierra, sobre el cual, limitado en sus movimientos y usos de libertades, observa como el poder arremete sobre su cabeza y le extrae las viseras para arrojárselas a las bestias, que mas tarde, tambien se harán cargo de lo que queda de su cuerpo.
Con los artilugios que nos facilita nuestra imaginación, podemos hacernos una idea de aquello en lo que se convierte el hombre cuando el poder del estado es el principal huésped en su casa. Literalmente, el poder de un estado solo surte el efecto deseado en aquellos hombres carentes de conocimiento. La incesante búsqueda del saber es un freno para el avance del poder sobre los pueblos y es precisamente por este motivo que el gobierno de turno jamás sera aquel que promueva interesantes proyectos intelectuales. Les conviene promulgar una ley de educación básica y menos ambiciosa; ¡el gobierno no necesita hombres inteligentes que interrumpan su acción y si, en cambio, hombres ignorantes y pobres, hombres seducidos por la felicidad que les prometen regalar con los absurdos subsidios que les otorgan!
Lamentablemente es de esta manera, como con su propia ignorancia, el hombre muere nuevamente; tal como un suicida se corta sus venas, el hombre pone fin a su historia al ignorar su ignorancia. Y es precisamente en estas circunstancias donde el silencio no debe ser una respuesta al abuso de poder. En dicha situacion debe ponerse en marcha el batallón de las palabras del saber y evitar la manipulación.
Finalmente llegamos a un análisis de las dos partidas donde el hombre muere victima de la “ignorancia”. En la primera partida, esta ignorancia es una compañía que junto al silencio logra defendernos. Pero en la segunda partida la situacion se revierte y en este caso, el silencio es el más temible crimen que podríamos cometer si llegaríamos a utilizarlo como herramienta de defensa. Tal es asi como en la primera partida se desprende la conclusión de que todos podríamos valernos de la ignorancia ya que todos podríamos callar y sentenciar con nuestro silencio a aquellos que intentan insultarnos. Pero no ocurre lo mismo en la segunda partida ya que de utilizar el silencio moriríamos de pronto y la ignorancia seria una solución fatal. Con lo cual, resta preguntarnos: ¿Con que armas vamos a defendernos la próxima vez que el poder visite nuestra casa para abusar de nuestras libertades y derechos? ¿Y si la próxima vez llegase tan rápido de modo que no podríamos defendernos? ¿No habrá llegado la hora de entrenar al batallón de las palabras del saber? ¿No habrá llegado el momento de derrumbar la casa en la que habita nuestra ignorancia y comenzar a ahorrar para ser dueños de la posada del conocimiento; aquella en la cual nadie cae de intruso y donde nadie más que nosotros mismos puede reposar inalterable?

domingo, 24 de enero de 2010

CARNIVOROS


Cuando vulgarmente decimos que la carne que compramos es tierna, es precisamente porque al masticarla la misma va desarmándose en pequeños trozos que podemos digerir fácilmente. La carne tierna nos permite desmenuzarla con la mínima fuerza y luego de varias dentelladas, solo nos queda el grato sabor que supo entregarse a merced de nuestros dientes asesinos. Una carne tierna difícilmente gane la batalla de nuestra alimentación en parte carnívora. Dada su materia física, rápidamente vencemos la mínima resistencia que ella opone a nuestra dentadura.
De todas maneras, no todas las carnes son asi de tiernas y las hay mas duras. Son aquellas carnes de mayor resistencia y de infinitos nervios las que nos enfrentan sin miedo, las mismas que golpeamos a martillazos para facilitar su introducción a nuestro estomago. Y pobres, indefensas y limitadas carnes que nada mas tienen que hacer que entregarse al servicio de ese martillo que sobre su cuerpo echa su ira, debilitando sus músculos; solucionando de esta manera aquel problema para ingerirla con facilidad.
Es asi que existen dos tipos de carnes: una que nació y murió sin ninguna alteración sobre su apariencia física y otra que fue alterada por ese gran martillo debido a su falta de ternura.
Entre las carnes, con su variado comportamiento ante los modestos comensales, y los humanos, con su indiferente sociedad; existe un amplio paralelismo: tal como las dos clases de carnes reciben diferentes tratos, el humano comparte con ellas el trato que la sociedad le otorga dentro del ambiente donde le toca vivir: la ciudad.
Al igual que las carnes, existen aquellas personas que la sociedad bautiza con el precioso apodo de “tiernas”. Son ellas, tan bellamente observadas por todos los ojos, las carnes que se dejan comer fácilmente. Estas personas, demasiado buenas y amorosas y algo silenciosas, son las constantes victimas de abusos de libertades y derechos. Muchos parecen confundir su “excesiva ternura” con “excesiva bondad”. Consiguientemente a tal confusión, acechan su libertad y su ternura buscando una infinita bondad y solo consiguen traicionar el trato que creen estar brindándoles. Porque no es el “ser tierno” aquel que va a jugarse hasta su vida por los caprichos de sus compinches y si, en cambio, aquel que entregara su alma para que los demás la conozcan y por fin entiendan quien es en verdad. Pero lamentablemente pocos logran comprender los mensajes del alma y muchos se hacen de malentendidos. Es esta una desgracia que entristece a aquellos corazones tiernos que en repetidas ocasiones son pisoteados por los pies de la sociedad, disminuidos por los dientes de una boca que disfruta comerlos fácilmente.
Por el otro lado quedan aquellas carnes llamadas “duras y llenas de nervios” que son martilladas hasta que su cuerpo se convierte en un indefenso trozo de carne para luego ingerirse. Son estas las que se asemejan a muchas personas que la misma sociedad tambien golpea, alegando que son tiempos en los que hace falta educación y orden. Desmedidas corporaciones de poder golpean a esas personas como aquel martillo lo hacia sobre esa carne; dicen intentar ablandarlas pero solo desean debilitarlas para manipularlas y luego hacerlas desaparecer tal como la boca ingiere ese trozo maltratado y modificado en su naturaleza. Pero esas personas nada más intentan vivir su vida tal como el destino lo ordena. No son ni mínimamente nocivas para la salud y su comportamiento les ha sido conferido para ajusticiar a aquellos eternos confundidos que traicionan a los corazones sabios. Han aparecido para proteger a las carnes tiernas de los dientes asesinos y no necesitan de ningún martillo que las golpee sin motivos certeros. Pero las situaciones resultan ser adversas y todo parece indicar que aquellos martillos seguirán creciendo dentro de la fábrica del mal para seguir machacando sin piedad. Aunque nadie necesite de su presencia algún presagio parece traicionar las buenas intenciones desvirtuando la balanza del bien. Las carnes tiernas querrán que las carnes nerviosas las protejan, pero todo indica que desde el fondo de las oscuridades un poder malicioso intenta vencer su resistencia, aparentemente, sin motivo alguno.

miércoles, 13 de enero de 2010

MUERTE

Existe un único momento, de suma importancia e impacto, que llega inevitablemente en la vida de todo ser vivo: la muerte. Es ella, frecuentemente, el único hecho que “cuestiona” la existencia del hombre. Quizás cualquier otro acontecimiento se pasee desapercibido ante su vida, pero el momento culminante en que la mortalidad del ser se hace presente, es un suceso que pone en marcha el profundo pensamiento del hombre.
La llegada de un inminente fin angustia, confunde, aturde y enceguece su paso por la vida. El solo hecho de pensar que algún día su cuerpo caerá sin fuerzas al suelo, para nunca más levantarse, complica la existencia del ser.
Resulta entonces muy común entender a aquellas personas que dicen que la vida no tiene un sentido genuino. En un principio su idea suele ser comprensible y no es nada raro que a lo largo de los años de la humanidad esta hipótesis siga vigente. Pues la razón del ser no cesa y en su marcha ordena una detenida reflexión y pensamiento para cada hecho que el ser lleva a cabo. Sería muy egoísta de su parte ignorar algo tan trascendental y épico como la vida misma.
Es así que la razón del propio ser es la única responsable de su angustia y confusión. A través de ella, nuestra conciencia es gobernada para imperar en sus correspondientes súbditos: las acciones. La conciencia solo responde a su inmediato superior al igual que todas nuestras acciones responden a ella. Y es a través de cada una de nuestras acciones cotidianas que sentimos lo que sentimos, que sufrimos por vivir lo vivido para terminar angustiados y confundidos.
Son esas obedientes acciones los cabos finales que determinan la conclusión sobre nuestra existencia. Mediante sus cabos va tejiéndose el gran telar de nuestra existencia y en repetidos viajes de viceversa entre ellos y nuestra conciencia, vamos obteniendo las diferentes determinaciones sobre el campo de la razón.
El hombre que vive su vida, se olvida en cierta parte de su razón y de su conciencia con sus respectivas acciones y posteriores conclusiones. Aquel hombre que ha nacido y que durante su vida lo ha preocupado el gran dilema de su existencia, ha sido un hombre que no ha podido vivir. Este hombre solo ha pensado en la muerte, en su llegada en tiempo y lugar. Indefectiblemente no ha vivido una vida, pues es imposible vivir pensando en la muerte.
Finalmente puede citarse que la vida es ese rejunte de pequeños trozos que quedan el camino; trozos carentes de pensamiento. Pues todo lo demás es materia de reflexión sobre nuestra existencia y solo confunde y sofoca.
La vida puede o no tener sentido, pero para que el hombre la viva, irremediablemente debe pensar en la muerte. Sino… ¿Qué sentido podría tener la vida si fuera eterna? ¿No es la muerte aquel broche de oro que cierra un suceso completamente inentendible como la vida, pero que no obstante nos invita a vivirla?

martes, 12 de enero de 2010

LIBERTAD

La libertad es la varita mágica que le concederá al hombre el truco de su existencia. Es un extenso campo que le permitirá galopar como si fuera un caballo, pero a que a la vez tambien podrá extraviarlo. La libertad de cada hombre es tanto suya como de los demás y es por esta misma razón que cierta vez se convierte en una espada de doble filo. Disfrutar de una libertad incondicional será para el hombre como haber tocado el cielo con las manos. Sera un suceso excitante, una droga que olvidara sus pesares, pero que puede convertirse en una adicción si no se la sabe administrar. Pues al igual que todo lo bello de este mundo, la libertad tambien esconde debajo de su capa, la trampa de su pronta apariencia. Si el hombre, luego de gozar de una libertad esplendida, suelta las riendas que lo mantienen junto a su caballo y deja que este ultimo las conduzca a su antojo, puede verse en serios problemas y existe la posibilidad de que su libertad jamás vuelva a ser la misma.
Todo se trata de un autocontrol. El hombre debe recordar que su libertad es una sola y alcanza a toda la humanidad. Debe tener presente que solo su gran aprecio le corresponde, pero que su uso se ve limitado por los demás. Esta totalmente permitido que el hombre sueñe con su libertad, que sea pasajero de ese bello tren que lo conduce hacia los verdaderos motivos de la existencia, pero nunca debe perder el control. Aquel tren puede descarrilar y aquella libertad puede desaparecer para siempre.
En muchas ocasiones aquel tren ha descarrilado a merced de conductores desenfrenados que muy mal obraron. Solamente ellos tienen conciencia del error cometido y lejos, en un rincón de su memoria, se ubica el sabor de aquella libertad; aquel sabor que nunca más han podido probar. En los tiempos en que vivimos muchos son los desenfrenados a los que su libertad les fue rebautizada con la palabra “condicional”, manchando de esta manera aquella belleza etérea. Aquellos hombres han cometido uno de los delitos que más frecuentemente se cometen en la sociedad de hoy en día: violar las derechos de los demás. Al violar los derechos de los demás corrompieron la libertad de todos, hasta la de ellos mismos. Es así que, tal como lo citan las páginas de la historia, que profesan por hacer de cada individuo el ser más correcto, las leyes los han condenado.
Quien sabe porque motivo, a veces, las condenas de aquellos individuos no son condenas perpetuas. Es notorio ver cómo, luego de que algunos infractores de su libertad y sus derechos ya han cumplido sus condenas, vuelven a circular por las calles buscando en cada esquina aquel sabor que han perdido en gran parte. ¿Sera justo que alguien que se aprovechó de su libertad para corromper la de los demás, vuelva a transitar las mismas calles que todos? ¿Merece una segunda oportunidad aquel desenfrenado hombre amante del demente libertinaje? ¿Acaso está permitido que esos caballos salvajes cabalguen nuevamente amenazando a los demás ciudadanos? ¿No es esa actitud, un motivo que basta para cortarle las piernas a aquel animal? Si es la libertad una espada de doble filo… ¿Podríamos volver a permitir que aquellos hombres que perdieron el control vuelvan a lastimarnos con su punta? Recordemos que la libertad nos embiste a todos y nadie está exento de portar este arma y usarla en contra nuestro. Algunos de todos nosotros seremos quienes decidimos que pena le corresponde a aquel que ya ha dado el primer disparo. Suplico que seamos razonables y revisemos las condenas, quizás el día de mañana podramos salvar nuestra vida y la de los demás. No dejemos que la libertad se convierta en libertinaje y que tampoco se manche con estúpidas condiciones.

viernes, 8 de enero de 2010

SUICIDA


Existen motivos que a pesar de no ser justificaciones que respaldan la decisión tomada, alcanzan a dar una visión y un entendimiento sobre el contexto que antecede a la acción finalmente consumada. Lo demás es palabra de cada uno. Solo los mismos "suicidas" apoyarían la ideal del suicidio, y seria correcto pensar que los demás "vivientes" se mostrarían completamente opuestos a tal acto, defendiendo a cada instante el valor de la vida.
Si por alguna razón de la ciencia se dispusiera de la posibilidad de dialogar con el sujeto suicidado, luego de que este ultimo haya cometido su propio crimen, quizás podrían establecerse datos suficientemente verídicos que ayudarían a resolver el caso. Pero debido a que esta posibilidad resulta ser completamente utópica hasta el momento, solo debemos abstenernos a lo que a quedado de este lado del camino. Con lo cual, debemos indagar en todos aquellos vínculos que mantenían algún tipo de contacto con el difunto.
Es posible que la mayor fuente de información sean los gloriosos manuscritos que pudo haber dejado el suicida anteriormente a su partida. Si contamos con tal privilegio quizás nos veamos en buena hora para dar por finalizado el caso.
Al leer las cartas que quedaron (esos fieles mensajes luego de la muerte, que van convirtiéndose en clásicas memorias, y que ya parecen ser una tradición que siguen los finados por cuenta propia) es muy común que nos encontremos con algo que todos esperábamos: confesiones tristes y sombrías, relatos de demonios luciendo capas negras y rojas que por las noches se hacían escuchar, vociferando presagios de males eternos y existencias insuficientemente valederas.
Ciertas confesiones van conformando los motivos que dieron el empujón final hacia la horca, o hacia el jale del gatillo, y de esta manera avalan (sin llegar a justificar) aquella decisión final en la que esos pobres cuerpos se convierten de pronto en los únicos asesinos que cumplen su condena en el cielo.
¿No creen ustedes que Dios esta siendo demasiado benévolo con ellos? ¿Acaso los suicidas, esos seres que derrochan sin piedad el regalo de la vida, merecen habitar el mismo cielo que aquellas personas que si lo han sabido valorar? ¿Son estos asesinos de carne propia seres iguales a aquellos que vivieron su vida hasta que, la naturaleza y el destino, incursionaron en sus planes? ¿Tienen ellos los mismos derechos que los demás? No creo que esto deba ser asi. Pero luego me detengo, reflexiono y entonces me pregunto... ¿Esto sera realmente así? ¿Estará ese gran vagón de suicidas transitando alegremente por el cielo o algún otro Dios lo habrá ajusticiado para enviarlo hacia el temible infierno? Si finalmente esto es así, me quedo mas tranquilo.

martes, 5 de enero de 2010

SOLEDAD


Hoy tengo 20 años y ya no soy el mismo niño que creía en las palabras de los demás. Las noches mas oscuras me han golpeado como al peor de los jinetes sobre ese caballo inquietamente galopante, y junto a su fuerte sacudida me han ayudado a despertarme. Las bofetadas han sido fugaces, pero fuertes. Gracias a ellas supe tomar conciencia y coraje. Me han enseñado que en la vida ya no queda lugar para alguna clase de arrepentimiento o lamento cotidiano, y creo haber entendido que solo el que actúa rapidamente, con solida conducta y decidida perseverancia, es aquel que puede sacarle una ventaja a las recaídas.
En mi corta, pero intensa existencia he aprendido muchas cosas sobre yo mismo. He aprendido miles de cosas que en ninguna escuela se enseñan y que me servirán en un futuro para controlar el pulso de mis actos. No habrá lección mas interesante que la que me ha enseñado la vida hasta ahora: el hombre esta condenado a ser libre.
Resulta raro pensar en dicha afirmación en los tiempos que corren. Tiempos en los que parece ser que el hombre sufre el miedo inmediato de quedarse completamente solo, parado en medio de la vida. Este es un miedo que parece crecer día a día y es el mismo miedo que el ser alimenta y respalda; complicando su camino con obstáculos inexistentes, esquivando los caminos del tiempo por temor a crecer. Es que el ser teme al paso de los años, teme a la muerte y sin saberlo vive eternamente condenado a ser libre.
He aquí el punto principal de la cuestión, pues esa misma condena hacia la libertad es la que provoca su gran temor. El hombre sabe que esta condenado a ser libre y sabe que a largo plazo la libertad se convertirá en la mas temible soledad. Y es esta ilusoria soledad la que no desea conocer, esa misma que aportara su ayuda para alcanzar su madurez, esa misma que lo angustiara profundamente pero que sin lugar a dudas, sera la única que podrá convertirlo en un verdadero hombre.
El hombre sostiene que la soledad puede hacerlo colapsar. Cree que la soledad es un campo solitario que solo incitara su desconsolado llanto. Pero el hombre solo cree y no experimenta. Se aparta de la verdadera soledad y vive su vida con aquella imagen que lo atemoriza notablemente, perdiéndose de esta manera, la oportunidad de alcanzar la madurez.
Gracias a dios yo me he animado a experimentar. No se si lo que he conocido habrá sido exactamente la soledad, o algo parecido. Pero me he sentido completamente agobiado y triste, como si descansara durante un momento bajo un árbol sombrío y viejo. ¿Habrá sido esa una angustia? No lo se. Solo podría citar que me he animado a vivir sin miedo. Como si algún pájaro invisible me enviara señales al oído, he transitado lentamente los caminos del tiempo sin temor alguno. Cierta vez me he visto con la muerte en momentos efímeros, pero supe ganarle la pelea. Recuerdo que otras veces, cansado de tanto luchar, he vuelto a descansar sobre la sombra de aquel árbol y en estas ocasiones me sentía igual de solitario, pero esta vez mas guerrero. ¿Habrá sido la madurez? Creo que tampoco podría responder esta pregunta con certeza y solo podría citar que a lo largo del viaje solo deseaba ser libre y jamas he temido sufrir la condena de la soledad; esa condena tan sabia y vital que me ha ayudado a ser un hombre.

lunes, 4 de enero de 2010

LEYES


¿Que son las leyes? ¿Cuan importantes son para la sociedad de hoy en día? ¿Que pretenden y porque han sido inventadas para establecerse entre la comunidad? ¿Pretenden ser ellas las que modifiquen el desarrollo de los hechos a su antojo? ¿Que tan correcto resulta movernos por la vida, caminando sigilosamente sobre esa soga que imposibilita movernos demasiado hacia un lado u otro? ¿Quien ha inventado las leyes? ¿Quien?
Tratando de establecer algunos puntos de reflexión que expliquen estos grandes dilemas, me encuentro ante una clasificación de dichas leyes que abarca dos extremos: por un lado siento visualizar a un gran grupo, una mayoría enormemente mediocre, ignorante e irracional. Pues creo que para que muchas leyes permanezcan vigentes durante varios años e intocables al paso del tiempo, debe de existir un grupo así. Es común pensar que toda ley que nace limita su existencia ante el entorno donde se acomoda su desarrollo. Con lo cual, cuando la ley comienza a caminar y no encuentra otras piedras en su camino más que miles de cabezas carentes de pensamiento, se siente cómoda y vive sin problemas. Se desarrollada con la mayor naturalidad. Es así que esta primera clasificación se resume en un grupo que lamentablemente crece, aportando con su frágil conducta una prolongación a la vida de varias leyes y reglas.
Llegando al otro extremo logro visualizar otro grupo, que lamentablemente aparece como una minoría. Este otro grupo es como un muro que se armo con los ladrillos de la reflexión y el planteamiento. Un grupo opuesto a aquel otro, dotado de un pensamiento tranquilo y justo, que crece en pos de un espíritu de defensa propio. Es un grupo que reflexiona detenidamente y que en su actitud desafiadora afronta a cada ley arremetiendo con fuerza y valor su desarrollo. Debido a esto, toda ley se ve fuertemente amenazada y con algo de suerte puede obtenerse el objetivo que se ha buscado desde un principio: la intervención de dichas leyes para su futura modificación.
Los integrantes de este pequeño grupo que debería crecer y dejar de ser una minoría, cierta vez no cuentan con dicha suerte y sin mas alternativas se ven obligados a romperlas para ser condenados finalmente. Y aunque a veces la condena es dura, prefieren pagar el precio del poder a renunciar sus ideales.
Y aquí doy por finalizada mi segunda clasificación. Queda todo dicho y no creo que haga falta destacar de qué lado estoy. Soy un hombre que tiene ambiciones pequeñas y sueños enormes. He nacido añorando la libertad sin siquiera conocerla y por nada del mundo podría permitir que alguna ley me alcance y corrompa sin antes luchar por destruirla. Creo que jamás debemos sentir el deshonor de abandonar los ideales. Que el brazo a torcer no se una alternativa que pueda usarse cada vez una ley nos acecha. El poder solo quiere mas poder. Muchas leyes tratan de usar su poder en contra de todas aquellas cosas que amenazan su crecimiento. Es así que el cajón de de las censuras se llena de pronto y dentro de el quedan miles y miles de verdades que no deberían haber visto la luz. Muchísimas son las verdades que al poder lo golpean y por ello deben ser tapadas mediante leyes increíbles. Y todo resulta ser un juego sucio y raro. Las leyes que nacen de este propósito no más que un invento, no son más que un medicamento que genera más virus.
Recuerden que las leyes siempre estarán vigentes. Pero que solo aparecerán cuando les convenga aparecer. Es por eso que debemos luchar y frenar su maldito poder. Que nuestra fuerza sea mayor, que oponga una resistencia imbatible. Que nuestro discurso nos ampare y que más tarde envié a todas esas leyes de regreso a la cámara de la que jamás debían haber salido. Pero no nos rindamos. Peregrinemos juntos como un solo grupo, con una voz perseverante, ambiciosa de cambio. Seamos nuestra propia ley y nuestro propio castigo. Volvamos a preguntarnos quien ha inventado las leyes y llenos de esperanza proclamemos que su modificación y/o extinción será posible.

jueves, 24 de diciembre de 2009

CONVENCIONES


Si existe en la vida algo que prescinda de total espontaneidad y sorpresa; eso no es otra cosa que una convención.
Las convenciones que ocasionalmente embarran nuestra rutina, son sucios pactos en los cuales cabe la posibilidad de que nuestra decepción sea fuertemente atacada. Pues mientras transcurre su desarrollo, algunos ojos ya han observado cada acción de su pertinente repertorio. Y son estos mismos ojos los que, tristes y cansados, se acostumbran a vivir la misma escena en repetidas ocasiones.
Todos aquellos otros factores externos decoran sutilmente el ambiente, aportando una conducta acorde a la situacion. De esta manera, un nuevo mundo pareciera surgir desde las raíces mas adversas y todo acontecimiento oscuro se va disfrazando de un brillante color rosa. Entre risas y muecas, saludos y deseos; los enojos y peleas fingen permanecer ocultos.
Admiro enormemente la gran capacidad de cambio que otorgan las convenciones. Si hay algo que merece mi reconocimiento, no podria dejar de destacar las infinitas posibilidades que pueden disfrutarse al presenciar algunas de las convenciones. Son como mágicos trucos que todo lo pueden.
Que esfuerzo que he hecho. Cuanto me ha costado citar esas ultimas palabras y contribuir con una cuota mas de mentiras. No vayan a creer que realmente pienso asi. Es solo un simple discurso acorde al tema. Con algo de ironía puede desahogarme y pasar desapercibido antes todos esos ojos que tan sorprendidos estan. ¿Como podrían creer que yo pensaría que esas malditas convenciones son algo tan sagrado y mágico? ¿Como podrían pensar que necesitamos de ellas para continuar con nuestra rutina? Sinceramente las convenciones me dan asco. Ver tantos rostros alegres, tantos deseos, tanto olvido. Es un suceso que he comenzado a odiar.
Recuerdo que cuando era un niño, no tenía posibilidad de elegir. Tan pequeño e indefenso solo miraba a mi alrededor y el panorama que veía me limitaba a seguir los pasos que todos hacían. De esta manera yo tambien reía, deseaba, abría regalos, y me sorprendía con los hechos que sucedían durante cada convencion. Pensaba que ellas eran algo fantástico. Y eso es claro pensarlo cuando uno apenas tiene 8 años. ¿Como no iban a sorprenderme las sorpresas y los mundos de magia que todos los mayores me dibujaban?.
Pero el tiempo ha pasado queridos compañeros. Quizás alguna suerte me ha permitido madurar y darme cuenta de las cosas. Ahora todo es tan distinto al pasado. Ahora veo de frente la realidad que me embestía por aquellos dias y creo que es razonable mi enojo con esas asquerosas convenciones. Ahora, con una mente mas abierta y unos ojos desempañados, las convenciones son como un libro leído por su propio escritor, son como observar una película acompañados del mismísimo director, son como el resultado final de un juego arreglado por dinero. Las convenciones son algo innecesario que pueden llegar a herirnos si no sabemos movernos al mismo ritmo de sus pasos. Son un show que puede decepcionarnos si nos mantenemos solida nuestra esperanza. La convencion es el sinónimo de una traición y el antónimo de lo espontaneo.
Los hechos espontáneos son aquellos hechos que necesitamos. Necesitamos de su presencia, fugaz y efímera; esa que en su suma naturalidad nos refresca el alma de alegría y suspiros profundos. Necesitamos reír con sus ocurrencias improvistas y dar carcajadas infinitas cuando el gran humor de lo espontaneo nos contagia su verdadera esencia. Esa esencia que si parece ser mágica y que jamás va a traicionarnos. Lo espontaneo sera sincero con nosotros y nos dirá la verdad a la cara, pero nunca jamás va a darnos un apretón de manos guiñándonos un ojo.


martes, 15 de diciembre de 2009

DISCUSIONES

El ser defiende una postura: tener una verdad. Su voz, agraviada por las noches de bohemia, casi muerta, aplastada por el propio peso de la vida; defiende a gritos insoslayables los fundamentos que la sostienen. Conforme pasa el tiempo, este ser cree tener una certeza absoluta respecto a determinado tema, pero nada de esto resulta ser real.
La existencia del hombre cierta vez es auténtica. Podríamos citarlo así luego de observar nuestra vida, notando que respiramos, sentimos, lloramos, morimos. Analizando cada uno de los factores que conforman nuestra finita existencia obtendríamos una verdad: existimos. No obstante, y a pesar de que dicha verdad sea una verdad sólida y monumental, no podríamos considerarla como una verdad absoluta. Pues lo único cierto es que existimos pero jamas podríamos establecer con gran veracidad cual fue el motivo que facilito nuestra existencia. Jamas podríamos obtener alguna respuesta al preguntarnos: ¿porque existimos?.
Es así que solo existe una verdad partida por la mitad y es esta misma de la cual podríamos asegurarnos de ser portadores. Lejos quedarían todas las otras creencias que fuertemente solemos defender. Nada mas existe que la verdad de nuestra existencia en algún lugar y tiempo.
En los tiempos que corren, los tiempos corren rápidamente. Los censos varían, las probabilidades fluctúan, las balanzas suben y bajan, y la única verdad es la de sentir que estamos vivos, existiendo. Hoy todo resulta ser tan cambiante que nadie puede sentarse sobre alguna piedra sin esperar que algún viento pueda moverla de lado. Las fuentes de información son falsas. Lo que dicen todos los demás es falso. Las voces que proclaman grandes veredictos sufren la influencia de genes ajenos y mientras sus palabras golpean la atmósfera, van sepultando los discursos anteriormente citados. Todo se convierte en un gigante libro compuesto de ingratas palabras que millones de personas han expulsado por el gran buzón que habita en el órgano de su expresión oral. El libro vive dentro del mundo artificial que la tecnología ha regalado y que el hombre, ha maltratado insanamente para llenar y volver a llenar sus paginas parafraseando viejas oraciones.
Finalmente la realidad (cada día mas fantástica y parecida a una ficción) es una mentira y ahora, la única verdad del hombre es su falsa existencia. Resulta casi un desenlace lógico y algo cómico al analizar dicha cuestión. Pues es sabido que el hombre, cargando con esta existencia de plástico, no puede vivir tranquilamente. Así vemos un claro ejemplo cuando, en plena acción de inexistente verdad, el hombre deja hasta su alma en los campos de batalla de las discusiones.
Al enfrentar a su oponente, de entre sus cejas ceñidas y su frente húmeda, expulsa su tesis sobre el tema debatido e inocentemente sufre como un nervioso mental. Su oponente responde con fundamentos completamente opuestos a los suyos y de la suma de los errores de ambos bandos nace el fruto mas absurdo de los frutos absurdos: la discusión.
La discusión resulta ser el producto de grandes mentiras arrastradas con el tiempo. Mientras la misma se desarrolla ambos lados opuestos reniegan de abandonar su postura y evitan intentar comprender lo que el contrario trata de explicar. Las discusiones resultan ser un circulo vicioso en el que por largo tiempo damos vuelta, para perder finalmente el hilo de la cuestión. Precipitándose el infinito final, ya ni se recuerda el motivo por el cual se discute y ambos lados solo aumentan su inexistencia y su gran ignorancia y necedad. En dicho debate ninguno de los dos esta concientemente seguro sobre que piedra esta parado y solamente la falsa existencia puede soplar como un viento arrollador moviendo piedras al lugar que se le antoje.

viernes, 27 de noviembre de 2009

DINERO



Si comenzaríamos a pensar en aquellos factores que impulsan el motor de nuestra existencia, estaría seguro que nos detendríamos sobre el dinero. Por mas intentos, palabras o disfraces que querramos añadirle a ese monstruo para convertirlo en alguna cosa que nos pase desapercibida, el siempre esta allí, con su imponente presencia.
Desde algún rincón recóndito de nuestra vida, este viejo señor añorado de amistad por mas de uno, descansa tranquilamente. Con su fuerte personalidad seduce a muchas personas y en cualquier situación parece tener la capacidad de revertir todo tipo de problemas. Pues este señor parece ser ese bigote ingenioso que resuelve todo, parece ser esa palabra mediadora para defenderse de todo tipo de agravio. Pero lamentablemente estas ultimas citas son solo apariencias.
El hombre, ingenuo como siempre y ambicioso de conseguir cada día mas dinero, se torna completamente enfermo. Las monedas lo encandilan con su brillo, los casinos lo pierden entre sus luces y finalmente, entre todos los demás juegos sustentado por dinero, el pobre tonto ya no es el mismo de antes. Conforme pasa el tiempo, el hombre, dichoso de llamarse humano, se destruye a si mismo entre los juegos mas peligrosos. El dinero se convierte en un arma que jamas va a defenderlo y que solo tiene una finalidad: convertirlo en su víctima.
Es así que el dinero es un arma que continuamente seduce su razón. Lo funde en una salsa de alegrías y esperanzas falsas, locura, pánico e inconsciencia y este pobre hombre pide a gritos encontrar una salida definitiva. Pues hay días en que la salsa esta exquisita y cubriéndolo con una cálida y confortable capa, le dibuja un mundo hermoso, donde no hay tristezas, ni penas que lamentar. Pero luego la capa se da vuelta y esta no parece ser la mejor, porque sobre su superficie van naciendo las flores podridas que jamas quiso vislumbrar. Tales flores, marchitas y rotas, que huelen a sueños destrozados, van mostrándole el otro lado del dinero y de pronto el hombre parece tomar conciencia.
Cuando todo termina, ya el sol no asoma detrás de esa tormenta y este indefenso ser despierta completamente perdido ante el mundo. Al abrir los ojos no tiene mas nada que su cuerpo destrozado y unas ansias de felicidad que jamas pudo conocer. Al cerrar los ojos, rememora todos los días desperdiciados en los juegos del dinero, aquellos juegos que lo dejaron ciego y perdido. Es en ese momento, justamente en la oscuridad de su pensamiento, cuando ve con claridad todo lo que sucedió y al abrir los ojos nuevamente una bala impacta entre sus cejas.

martes, 17 de noviembre de 2009

MIRADAS


La mirada del hombre constituye un pilar fundamental en toda acción que lleve a cabo. A lo largo de la historia del mundo los ojos funcionaron como piezas elementales para consolidar la realidad de los hechos. En todo lugar y momento donde ha estado el hombre, sus ojos permanecieron a su lado como sinceros testigos.
Los ojos son esas dos esferas brillantes donde se refleja el alma del ser. Cuando intercambiamos miradas con otra persona, nos entregamos a un paseo a través de su espíritu y de su verdadera personalidad. En ellos pueden encontrarse muchas de las cosas que ocasionalmente buscamos en otros lugares. Pero sin correr mas lejos, debemos detenernos en ese hermoso par de pupilas rodeadas de centellas. Detenernos para darle una pausa a nuestra vida, para encontrar una única verdad, para enamorarnos, para reconocernos en ese gran espejo de rara esencia.
Cada vez que miremos a una persona notaremos cosas diferentes. Cuando esos ojos se muestren arrugados y húmedos aquel alma puede estar triste. Cuando observemos unos ojos inquietos y casi cerrados, es posible que una mentira se esconda debajo de esos párpados. Cuando podamos ver unos ojos sin dirección y llenos de brillo, es muy posible que aquel corazón se halla enamorado. Pues, tal como un lago refleja nuestra rostro, los ojos reflejan nuestras intenciones y sentimientos.
Podría agregar lo infinita que parece ser su magia, ya que son los únicos capaces de mostrarnos en mayor medida lo valioso que es el regalo de la vida. Mediante una compleja maquinaria resultan ser ese órgano tan indispensable que nos permite leer. Permitiéndonos abrir las puertas de la cabeza, soltando la ignorancia. Permitiéndonos crecer como personas social y culturalmente. Pues solo a través de ellos lograremos aumentar el tamaño de nuestro corazón y nuestro alma. Solo a través de la cálida mirada podremos lograr revertir los problemas para mirar la vida de otra manera. Para mirar la vida con una cabeza mas abierta a través de unos ojos lectores del mundo.

sábado, 14 de noviembre de 2009

VALORACIÓN


El hombre muchas veces se pregunta por que vive. La incógnita mas indescifrable de las incógnitas parece cubrir la superficie de su cerebro cada vez que se realiza esta pregunta. La espera de respuestas se prolonga y un inmenso dilema crece como un monstruo dentro de su cabeza. El hombre intenta olvidar la situación, pues se ve indefenso, perdido, desamparado; se ve muy confundido al tratar de encontrar una respuesta a su eterna pregunta. La incertidumbre que genera su existencia lo marea como una ostra abatida por las olas de un mar embravecido y perdido en la confusión, parece olvidar todos los motivos que alguna vez lo hicieron disfrutar de su vida. En tal situación el hombre llega a preguntarse: ¿realmente vale la pena vivir?
De pronto queda inmóvil, no emite movimientos y un gran enigma lo cubre con la mas oscura de las capas. Debajo de ella mira hacia el exterior a través de una delgada lámina traslúcida. Refugiado en ese lugar, ve un panorama que no lo conforma y resignado de encontar alguna respuesta, se entrega a la vida sin mas preámbulos. Desciende y sube, llora y ríe, vive y muere, mientras el tiempo va transcurriendo. Así sus días van acumulándose sobre su espalda sin ofrecerle la posibilidad de valorar cada uno de ellos. Mientras transita por la vida cumpliendo con su rutina, la sombra que proyecta su trayecto parece agigantarse y opacar todo el brillo de los dias vividos. De esta manera, el hombre parece vivir por el simple hecho de vivir, por el simple hecho de ser uno mas sobre esta tierra que dice, hace y sufre lo que los demas.
Resulta ser que el hombre es un inmenso ignorante, un gran estúpido que deja seducirse por el ritmo que lo embiste. Jamas intenta dar ejemplos de individualidad, jamas da una muestra clara de su ideología. Hoy el mundo sigue dando vueltas y al hombre ya no le importa si lo hace con mayor o menor velocidad que ayer; mientras su asiento permanezca en su lugar, que los demas mueran de rodillas.
Me resulta increible observar el comportamiento del hombre. Es muy sorprendente pensar en lo poco que valora la vida. ¿Como es posible que mantengamos vigente la mismísima moralidad mediocre luego del paso de los años? ¿Como es posible que no nos sorprendan los hechos que día a día nos aturden? Es una alerta, un gran llamado de atención lo que nos sucede hoy en dia; en el siglo XXI, con todas las paginas de la historia. Pareciera que el grado de recapacitacion solo nos dura unos escasos minutos. Pues intentamos mejorar las cosas mientras las tormentas nos golpean, pero que rápido olvidamos aquella actitud revolucionaria; luego de que el sol aparece, reímos a carcajadas bajo su brillo y cuidamos el asiento que nos han concedido. Cuidamos nuestro lugar nuevamente, lo cuidamos por hoy y por siempre. Lo cuidamos de todo acontecimiento evitando que algo pueda mancharlo.
Estamos muy equivocados queridos humanos, si que estamos equivocados. La vida no es un puñado de convenciones que debemos respetar, no es un compotera donde debemos habitar por siempre, no es una simple receta que debe seguir pasos relativos. La vida es mas que todo eso; es un desparpajo de emociones al aire, un sin fin de ideas planeadas a medias, una literal exposicion improvisada al baile del viento, una lotería. La vida es todo eso y mucho mas, y parece que a menudo lo olvidáramos.
Sucede frecuentemente que solo vivimos desvalorando cada momento, quitándole prestigio a las cosas. Parece ser que subestimamos nuestra existencia y que solo cuando el corazón enferma logramos recapacitar. Solo al contraer alguna enfermedad tomamos noción de lo bella que es la vida. Pues vivimos haciendo lo posible por enfermar el mundo y cuando estamos a punto de matarlo, intentamos hasta lo imposible por reanimarlo solo por unos segundos...

sábado, 7 de noviembre de 2009

TIEMPO


El hombre es reprimido constantemente por fuerzas mayores. Pesadas fuerzas lo empujan sin piedad hacia el pozo de la impotencia, la amargura y el cansancio; para rendirlo y dejarlo tristemente resignado. Como si una gran mano le daría una bofetada intentando destruir toda ilusión pasajera o plan futuro, esas fuerzas retroceden su marcha, borran los pasos que desea ir sumando en su vida. Esa vida tan dura que va llevando, de a poco va convirtiéndose en una batalla.
Conforme pasa el tiempo, el ser ya es un combatiente de su propia guerra. Comienza esa gran sobrevivencia que algún tiempo atrás coloco sus primeros ladrillos. Una sobrevivencia contra los sucios poderes establecidos, contra la mediocre sociedad; comienza una sobrevivencia contra la mentira, la justicia y el olvido; una sobrevivencia contra el perdón, contra los errores y los silencios. Comienza una larga y dura sobrevivencia contra su propia vida que continuamente va sometiéndolo a situaciones indeseables e impensadas.
De pronto, el hombre despierta y se arrepiente de haberlo hecho. Cuando al levantar la frente, observa la cruel realidad, desea regresar a ese dulce sueño que estaba imaginando. Toma el reloj de su muñeca e intenta retroceder a esas condenadas manecillas. Ese tic-tac imbatible se convierte en el enemigo mas temible y el fruto de su melodía pasa a formar un lugar mas en la extensa lista de sobrevivencias. Así es que este nuevo hijo llamado "tiempo", se agrega a este batallón para complicar aun mas la contienda.
Sus colegas lo observan con recelo y maldad. Este extraño "tiempo" no parece ser una agradable visita. Apenas asoma, comunica a los demás de su estadía que parece ser infinita. Dicho comentario no es bien aceptado y en una decisión unánime todos alegan estar disconformes. Este ultimo visitante condiciona a todos los demás. Su presencia alterna todo otro desarrollo y parece ser que ninguna de las sobrevivencia se ven ajenas a su influencia.
Mientras el tiempo va desarrollando su vida el hombre intenta desarrollar la suya. La realidad resulta ser una pesada carga con la que debe desplazarse. La realidad es tan diferente a los sueños, donde aquella mente ilimitada viaja enormes distancias entre los polos de su imaginación. El hombre finalmente desea vivir soñando aunque a veces le cueste mas caro. Pues se ve dispuesto a pagar el precio de las fantasía con tal de escapar un rato de las celdas del presente. Decididamente asume pagar lo que sea si logra evitar por unos minutos esa constante sobrevivencia a la que esta expuesto. Es solamente en ese lugar imaginado dentro de su cabeza donde el tiempo no vive con el. Es en ese paraíso mágico donde el hombre desea vacacionar y observar solo maravillas aunque sea por unos instantes. Es en el paraíso de su mente donde esta solo y lejos de aquel tiempo. Es allí, casi en el infinito, donde olvida la noción del tiempo, donde se olvida completamente de ese estricto tiempo; aquel amo de la historia que intenta esclavizar la humanidad .

miércoles, 4 de noviembre de 2009

EGOÍSMO


Esta gran lupa que se acomoda delante de mis ojos, sigue observando minuciosamente lo que a los pies de su montaña se reproduce. En esta ocasión, el videoclip que puede observar no es ninguna sensación del momento y su vigencia trae fecha de largas décadas atrás. En el día de hoy, mis ojos logran irritarse junto a sus venas rojas al vislumbrar un suceso en evolución: el egoísmo impartido por el hombre hacia su entorno social.

En cada instante en que el hombre se relaciona con sus pares, eyecta desde sus poros, como un veloz y enorme caudal de agua, un egoísmo descomunal. Al hacerlo, empaña el rostro de todos aquellos seres con los que logra relacionarse.

Intentando obtener un origen cierto que pueda explicar el motivo de su individualismo, nos remontamos a los principios fundamentales que rigieron su educación. Luego de acomodarnos sobre aquella conciencia joven, tratamos de expandir algunas hipótesis que solucionen este gran dilema.

Un dilema de gran tamaño no siempre puede resolverse, y en la medida que puede lograrse, consta de una ardua tarea. Podemos pensar que un egoísmo del calibre que se observa, solo evoca a una gran mezcla de factores engorrosos: resentimiento, simple egoísmo y mera discriminación.

Aclarados ya los "posibles" detonantes de dicha actitud intolerante e inexcusable, estamos en condiciones de deslizarnos a profundizar cada definición:

-Por un resentimiento me refiero a una actitud egoísta que se forja en aquel nido familiar donde abunda la codicia. Frecuentemente los educadores del porvenir contagian a sus discípulos de una codicia reinante de ambición, de una ambición por conseguir lo que el "otro" tiene y "nosotros" aun no. Es allí donde se forma un resentimiento por eso que quiere alcanzarse y no se puede. Sucede entonces que, luego que el tiempo pasa las cosas resultan ser al revés y allí es donde demostramos egoístamente todos los bienes que tenemos y no deseamos compartir.

-Por un simple egoísmo no se que podría definir. Solamente me veo obligado a citar que ese egoísmo es un egoísmo que nació junto a aquella personalidad para formar una parte inquebrantable de su naturaleza.

-Por una mera discriminación podría llamar a aquello que no quiere compartirse por el simple motivo de no compartirlo. Este sería un tema para abordar con mayor dedicación, pues existe una discriminación muy grande en el hombre. Precisamente es en ella donde encuentro otro de los puntos determinantes del egoísmo. En ella solo vive un desprecio hacia los demás, un egoísmo al compartir lo que es de uno. Finalmente se discrimina a los demás individuos, maltratándolos con actitudes que nos separan cada vez más de ellos.

Estas tres últimas definiciones no son más que simples teorías que uno obtiene cuando examina dicho egoísmo en el hombre. No podría discernir claramente ni entre cada una de ellas, ni sobre la misma definición de la palabra egoísmo. Solo me resta anunciar esa imagen que se dibuja en mi cabeza cada vez que siento una egolatría hacia mi persona, citando ese espectro que viene a mi mente al pensar en esa fea costumbre egoísta: un enorme animal que envejece para perderse solo en los jardines envenenados de su vanidad.

martes, 3 de noviembre de 2009

SOCIEDAD


Pareciera que varios de los individuos que habitan este espacio, estuvieran libres de poseer algún tipo de error, algo de ignorancia, o de falta de conocimientos. Sobran en aquellos seres las dotes de una expresión polifacética, dotada a su vez, de una extensa opinión desconmensurada. Pues en el acto de consumar con palabras su pensamiento, el ser actúa descaradamente, creyendo ser un erudito extraído de los templos griegos. Intentando hablar sobre todo acontecimiento pasado, presente o futuro, se convierte en una maquina inconsciente que alimenta su torpeza. Este nuevo ser que encarna en su cuerpo cada vez que la inquieta lengua comienza a desfilar por el túnel de su boca, constantemente mastica hasta desmenuzar cada hecho por mas irrelevante que sea, haciendo de la realidad de las cosas una amalgama de confusión y teorías improbables.
Que distinto seria todo si aquel hombre ingenuo pondría en marcha su uso de razón. Cuan diferente serian los comentarios de la gente por la calle. Que gran abismo existiría entonces, entre aquella sociedad carente de sentido común, llena de variadas verdades incompletas y esta nueva civilización, con algo de pensamiento y reflexión.
Solo me detengo a pensar en esa posibilidad. Me detengo a pensar en ello porque la propia realidad parece obligarme, porque seria muy ignorante de mi persona tratar el tema con menos importancia. No podría yo entonces convivir conmigo mismo. No podría seguir mi rutina sin lamentarme al observar lo que diariamente ven mis ojos, lo que diariamente mis oídos me confiesan.
Cada nueva mañana no puedo evitar toparme con esta gente tan pacata y superficial en la que abundan los prejuicios. No puedo evitarlo porque mi vida constantemente me enreda entre su telaraña algunas horas y obedeciendo a mis obligaciones, caigo nuevamente como un ser indefenso e ínfimo sobre su red. Mientras el tiempo que involuntariamente permanezco adherido, la gran araña de la sociedad me angustia y ofende gravemente y solo existe un antídoto para remediar mis heridas: regalarles mi consentimiento.
Cuando simulo ser un arácnido de su misma especie, es cuando logro calmar temporalmente mi asfixia. De esta manera creo encontrar una pequeña parte de la solución al gran problema de aquella sociedad en constante declive. Cada vez que me veo herido solo puedo regalarles mi mueca de sonrisa, dejando esconder la droga de mi medicina: la ironía.
La ironía logra ser un estimulante personal perfecto. Es tal la ineptitud moral de mis hirientes que cada vez que les inyecto una dosis de ironía, quedan vacilando por un largo tiempo en una nube negra que los confunde. De esta manera puedo saborear una venganza que sabe a un doble gusto. Por un lado deleito el desahogo de mi enojo y por el otro aprecio la maravillosa experimentación que sufre aquel humillante bicho al perderse en la magia de una cruel ironía disfrazada.
Luego de aplicar mi plan, mis responsabilidades se extinguen y puedo disfrutar de mi soledad. Paseo alejado de la sociedad vagando en mi imaginación y acompañado de aquellas astillas de mi palo. Mientras pasa el tiempo, intento buscar alguna solución que repare totalmente el problema, pero me veo ante otro gran problema: tratar de encontrar una aguja en un pajar.

lunes, 2 de noviembre de 2009

DECISIONES


Hay un mensaje que debe quedar claro: para ganar algunas cosas debemos perder algunas otras.
En el sencillo transcurso de la vida el hombre ciertas veces reune iniciativas. Con ellas, que son como puertas que desea ir abriendo, espera cumplir con varios de sus objetivos o metas mientras su finita existencia lo permita.
Todo ideal que el ser persiga en su vida, traerá encadenado consigo muchas pesadas piedras que interrumpirán su alcance. Por ello es debido tratar de quitarlas de nuestro camino. Para cumplir nuestros sueños debemos mover todo obstáculo que se presente, por mas importante que este sea.
Si como una hoguera que arde entre sus llamas, sentimos que un profundo anhelo nos quema en nuestro alma, debemos apagarlo lo antes posible. Debemos apagarlo con agua rápidamente, sin lamentarnos que al conseguir dicha agua, perdamos tantas otras cosas.
El hombre parece estar resignado a no resignar nada jamas. Sucede así que ve como todas sus ilusiones van desvaneciéndose por el miedo a perder lo que aun tiene y que de poco le sirve. Por miedo a resignar algunas puntos para conseguir otros valiosísimos. Se tortura así mismo por aquello que pudo ser, y que no fue. Duerme sobre su conciencia intranquila y constantemente reniega por ello, acumulando heridas que sangran hasta ahogarlo en su propia sangre.
Precisamente en ese momento, cuando debe tratar de emerger para recuperar el aliento. Cuando este a punto de colapsar, debe reflexionar profundamente sobre su verdadero sentido en este mundo. Debe pensar larga y lentamente que es lo que quiere que sea de el, pensar en aquello que desea obtener para conseguir su gloria. Si esto no se logra, estaremos ante un gran problema. Si los intentos por salvarse fracasan, el hombre vivirá en el exilio de los lamentos, arrastrando todos aquellos planes reprimidos. Arrastrando las piedras que obstaculizaran lo que queda de su camino. Todo esto sera debido a no haber resignado algunas cosas ínfimas e insignificantes, a no haber tomado las decisiones necesarias en los momentos adecuados.