domingo, 24 de enero de 2010

CARNIVOROS


Cuando vulgarmente decimos que la carne que compramos es tierna, es precisamente porque al masticarla la misma va desarmándose en pequeños trozos que podemos digerir fácilmente. La carne tierna nos permite desmenuzarla con la mínima fuerza y luego de varias dentelladas, solo nos queda el grato sabor que supo entregarse a merced de nuestros dientes asesinos. Una carne tierna difícilmente gane la batalla de nuestra alimentación en parte carnívora. Dada su materia física, rápidamente vencemos la mínima resistencia que ella opone a nuestra dentadura.
De todas maneras, no todas las carnes son asi de tiernas y las hay mas duras. Son aquellas carnes de mayor resistencia y de infinitos nervios las que nos enfrentan sin miedo, las mismas que golpeamos a martillazos para facilitar su introducción a nuestro estomago. Y pobres, indefensas y limitadas carnes que nada mas tienen que hacer que entregarse al servicio de ese martillo que sobre su cuerpo echa su ira, debilitando sus músculos; solucionando de esta manera aquel problema para ingerirla con facilidad.
Es asi que existen dos tipos de carnes: una que nació y murió sin ninguna alteración sobre su apariencia física y otra que fue alterada por ese gran martillo debido a su falta de ternura.
Entre las carnes, con su variado comportamiento ante los modestos comensales, y los humanos, con su indiferente sociedad; existe un amplio paralelismo: tal como las dos clases de carnes reciben diferentes tratos, el humano comparte con ellas el trato que la sociedad le otorga dentro del ambiente donde le toca vivir: la ciudad.
Al igual que las carnes, existen aquellas personas que la sociedad bautiza con el precioso apodo de “tiernas”. Son ellas, tan bellamente observadas por todos los ojos, las carnes que se dejan comer fácilmente. Estas personas, demasiado buenas y amorosas y algo silenciosas, son las constantes victimas de abusos de libertades y derechos. Muchos parecen confundir su “excesiva ternura” con “excesiva bondad”. Consiguientemente a tal confusión, acechan su libertad y su ternura buscando una infinita bondad y solo consiguen traicionar el trato que creen estar brindándoles. Porque no es el “ser tierno” aquel que va a jugarse hasta su vida por los caprichos de sus compinches y si, en cambio, aquel que entregara su alma para que los demás la conozcan y por fin entiendan quien es en verdad. Pero lamentablemente pocos logran comprender los mensajes del alma y muchos se hacen de malentendidos. Es esta una desgracia que entristece a aquellos corazones tiernos que en repetidas ocasiones son pisoteados por los pies de la sociedad, disminuidos por los dientes de una boca que disfruta comerlos fácilmente.
Por el otro lado quedan aquellas carnes llamadas “duras y llenas de nervios” que son martilladas hasta que su cuerpo se convierte en un indefenso trozo de carne para luego ingerirse. Son estas las que se asemejan a muchas personas que la misma sociedad tambien golpea, alegando que son tiempos en los que hace falta educación y orden. Desmedidas corporaciones de poder golpean a esas personas como aquel martillo lo hacia sobre esa carne; dicen intentar ablandarlas pero solo desean debilitarlas para manipularlas y luego hacerlas desaparecer tal como la boca ingiere ese trozo maltratado y modificado en su naturaleza. Pero esas personas nada más intentan vivir su vida tal como el destino lo ordena. No son ni mínimamente nocivas para la salud y su comportamiento les ha sido conferido para ajusticiar a aquellos eternos confundidos que traicionan a los corazones sabios. Han aparecido para proteger a las carnes tiernas de los dientes asesinos y no necesitan de ningún martillo que las golpee sin motivos certeros. Pero las situaciones resultan ser adversas y todo parece indicar que aquellos martillos seguirán creciendo dentro de la fábrica del mal para seguir machacando sin piedad. Aunque nadie necesite de su presencia algún presagio parece traicionar las buenas intenciones desvirtuando la balanza del bien. Las carnes tiernas querrán que las carnes nerviosas las protejan, pero todo indica que desde el fondo de las oscuridades un poder malicioso intenta vencer su resistencia, aparentemente, sin motivo alguno.

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